sábado, 4 de febrero de 2012

Reflexiones

Febrero 4
Isaías 65:17-25
Dios dijo: Llénense de alegría, porque voy a crear algo nuevo. Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. Todo lo del pasado será olvidado, y nadie lo recordará más.
Voy a crear una nueva Jerusalén; será una ciudad feliz y en ella vivirá un pueblo alegre. Yo mismo me alegraré con Jerusalén
y haré fiesta con mi pueblo. En Jerusalén no habrá más llanto
ni se oirán gritos de angustia.
No habrá niños que mueran al nacer, ni ancianos que mueran
antes de tiempo. Morir a los cien años será morir joven; no llegar a esa edad será una maldición.
Mi pueblo construirá casas, y vivirá en ellas; sembrará viñedos y campos de trigo, y comerá pan y beberá vino. Mi pueblo tendrá una larga vida, y podrá disfrutar del trabajo de sus manos.
Mi pueblo no trabajará en vano, ni sus hijos morirán antes de tiempo.
Porque yo los bendeciré a ellos, a sus hijos y a sus nietos. Antes de que me llamen, yo les responderé; antes de que terminen de hablar, ya los habré escuchado.
El lobo y el cordero comerán juntos, el león comerá pasto como el buey, y la serpiente sólo comerá tierra. No habrá en toda Jerusalén nadie que haga daño a los demás. Les juro que así será».

Dios les reclama su lejanía y dice que los que se alejaron, sufrirán las consecuencias de esa lejanía y pagaran con esfuerzo y sudor esa lejanía, pero entonces les habla a sus seguidores y les dice lo que les va a a dar, que les quiere restaurar un lugar en donde todo sea fácil, sencillo, agradable vivir en medio de lo que El les quiere dar.
Que sencilla sería la vida si entendiéramos que Dios siempre quiere nuestro bien, siempre quiere que vivamos a gusto siguiéndolo. Pero ese entendimiento y revelación se les da a aquellos que tienen hambre y sed, AHI El se revela.

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