miércoles, 7 de marzo de 2012

Reflexiones

Marzo 7
Romanos 7:1-6
Capítulo 7



1 Hermanos en Cristo, ustedes conocen la ley de Moisés, y saben que debemos obedecerla sólo mientras vivamos. 2 Por ejemplo, la ley dice que la mujer casada será esposa de su marido sólo mientras él viva. Pero si su esposo muere, ella quedará libre de la ley que la unía a su esposo. 3 Si ella se va a vivir con otro hombre mientras su esposo vive todavía, se podrá culparla de ser infiel a su esposo. Pero si su esposo muere, ella quedará libre de esa ley, y podrá volver a casarse sin que se le acuse de haber sido infiel.
4 Algo parecido sucede con ustedes, mis hermanos. Por medio de la muerte de Cristo, ustedes ya no están bajo el control de la ley. Ahora ustedes son de Cristo, a quien Dios resucitó. De modo que podemos servir a Dios haciendo el bien. 5 Cuando vivíamos sin poder dominar nuestros malos deseos, la ley sólo servía para que deseáramos hacer más lo malo. Y así, todo lo que hacíamos nos separaba más de Dios. 6 Pero ahora la ley ya no puede controlarnos. Es como si estuviéramos muertos. Somos libres, y podemos servir a Dios de manera distinta. Ya no lo hacemos como antes, cuando obedecíamos la antigua ley, sino que ahora obedecemos al Espíritu Santo.

Estos versículos son una obra maestra del Espíritu Santo inspirando a Pablo a escribirlas, porque finalmente nos enseña la sabiduría de Dios, invitándonos a morir, para zafarnos de la ley y poder entrar en el nivel de gracia, que solo nos pide vivir por confianza, me puedo quitar de encima la ley del pecado que está en mis miembros.
Esa ley me invita a vivir esclava de todas las cosas que me hacen errar en el blanco, aunque no sea un pecado como literalmente lo conocemos, sin o aquello que me desenfoca de las cosas que Dios tiene preparadas para mi.
Te invito a morir, para de verdad vivir.

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